Sant
Martí de Canals es un pueblo del Pallars
Jussà, en la vertiente sudoeste de la serra del Boumort, a seis
quilómetros de la Pobla de Segur y a 650 m de altura.
Actualmente cuenta unos trenta habitantes y forma parte del municipio
Conca
de Dalt.
El nombre de Sant Martí de Canals aparece por primera vez en
el año 966, en una bula del papa Juan XIII. Durante siglos estuvo
principalmente sujeto al monasterio de Gerri de la Sal.
La iglesia románica data originariamente del siglo X, pero ha sufrido
varias transformaciones, una primera en 1394, otra en 1637.
El núcleo del pueblo era seguramente el que aún se conserva
hoy. En 1790 Francisco Rius lo describe en su respuesta al "interrogatorio"
de Francisco de Zamora: la forma del lugar es una calle con una placita
pequeña y al cabo de la calle está la iglesia que cierra
la calle.
Su entrada y salida es un portal, con el cual se puede cerrar el pueblo.
Todos estos elementos se conservan todavía hoy en día. Fuera
de este núcleo medieval existen algunos edificios más, seguramente
construidos en el siglo XIX, si bien su arquitectura es muy parecida a
la del resto del pueblo.
Antiguamente se vivia sobretodo de la vid y el aceite, posteriormente se
fueron abandonando las vides y actualmente la almendra y la ramaderia son
las actividades relativamente más importantes. Mientras que la vid
ha desaparecido por completo, parte de los olivos aún se conservan,
si bien cada día quedan menos.
Dentro del antiguo término municipal existían hace tiempo
bastantes fuentes, de las cuales aún quedan algunos restos, en el
barranco de Sant Martí, cerca del pueblo, habían habido huertas
con un sistema de canales de regadío, que se abandonaron hace algunos
años cuando se acabó el agua del río, secándose
al mismo tiempo prácticamente todas las fuentes. El clima era posiblemente
algo diferente antes del siglo XVIII, puesto que descripciones de la época
nos relatan que estos parajes eran muy frondosos, aunque otras crónicas
hacen referencia al hecho de que sólo se efectuaban procesiones
para invocar lluvia cuando faltaba agua.
En una situación de sequía como la actual, el futuro de
un pueblo de estas características no deja de ser relativamente
incierto. En una de las comarcas menos pobladas de Europa, y con las dificultades
suplementarias que para una agricultura tradicional puede representar la
política agraria europea, pensar en un futuro industrial o una subsistencia
basada exclusivamente en el turismo puede ser tan tentador como peligroso:
en esta tierra donde la erosión tiene un papel importante, la agricultura
tradicional puede contribuir decisivamente en la conservación de
diversos tipos del patrimonio - cultural, arquitectónico, paisajístico,
artesanal y social - lo que representa actualmente una de las pocas riquezas
existentes, sin la cual el turismo por si mismo no podría subsistir
en una zona como ésta.